Saca de enero de 2009
D.O. Manzanilla Sanlúcar de Barrameda
15% alc.
Edición limitada a 4.000 botellas de 75 cl
Bodega: Miguel Sánchez Ayala S.A. Sanlúcar de Barrameda
Siguiendo la línea de las ediciones nº 4 y nº 8 de la serie “La Bota de…”, esta vez se seleccionó una quincena de toneles pertenecientes a la solera de la más criada manzanilla de Sánchez Ayala. Las bodegas de esta casa sanluqueña están situadas en el Barrio de la Balsa, entre las calles Banda Playa y Divina Pastora, una zona robada al estuario del Guadalquivir a lo largo de los siglos y tradicionalmente rodeada de los hoy casi desaparecidos navazos.
Esta solera se alimenta en la actualidad de mostos procedentes de dos fincas que Sánchez Ayala posee en el Pago Balbaína: Viña Soledad y Las Cañas. La finura de estos mostos, unida al ambiente húmedo y suave creado en estas bodegas por la cercanía del océano y de la capa freática, producen un vino delicado, con marcado frescor en boca como consecuencia de la ininterrumpida crianza bajo velo flor. Siguiendo la tradición sanluqueña, esta manzanilla se cría siguiendo unas pautas especialmente dinámicas, a lo largo de una docena de escalas que son corridas en pequeñas sacas mensuales. Todo ello explica el perfil inequívocamente manzanillero de este vino de crianza biológica, cuya edad media se calcula en torno a los seis años.
La Bota de Manzanilla es un vino de salina complejidad y poderoso en boca, al tiempo que se bebe con alegría. Por su personalidad y frescura, es una insuperable compañera en la mesa, desde aperitivos hasta guisos contundentes en los que ayuda a refrescar el paladar. Ha sido embotellada con un levísimo filtrado a fin de preservar su autenticidad y el hermoso color dorado que exhibe en la bota.
A pesar de que existe cierto consenso en cuanto a la conveniencia de un pronto consumo de manzanillas y finos, nuestra experiencia con los vinos de crianza biológica embotellados por Equipo Navazos es que una adecuada conservación les permite madurar elegantemente en botella durante varios años. Se aconseja, en todo caso, tratar esta manzanilla con el cuidado que merece cualquier gran vino blanco del mundo, categoría a la que sin duda pertenece por su excepcional calidad. Asimismo, aconsejamos servirla a unos 8/10ºC en copa razonablemente amplia, nunca en caña, copita ni catavino.